Vamos acabando y, personalmente, he acabado mi página web y éste es el último post del blog. Y quiero acabarlo con una reflexión que se ha repetido como un mantra a lo largo de este curso… No es lo mismo liderar que dirigir.
Liderar es lograr que la gente quiera hacer lo que tiene que hacer, mientras que dirigir es lograr que la gente haga lo que tiene que hacer.
Gestionar la voluntad organizativa supone asumir que las personas son seres libres, con deseos de autosatisfacción también en su trabajo, que hay que aprender a liderar. Pero esto no es posible si no se cuenta con unos directivos/as formados no sólo técnica, sino también antropológicamente, con una gran capacidad de anticipación y de percepción global, y que partan de una perspectiva de la organización y de sus miembros completamente distinta, como si de un organismo único se tratara.
Pasos sencillos como dedicar tiempo personal, hablar en positivo de todas aquellas informaciones relacionadas con la entidad y flexibilizar horarios de manera específica con el objeto de mejorar la conciliación de la vida familiar y profesional permiten que cada individuo se sienta escuchado. Del mismo modo, incrementar la comunicación personal interna de jefes hacia el equipo, para transmitir los motivos y estrategias de la organización, y definir previamente hacia dónde se quiere ir, para no caer en la tentación de aplicar soluciones estándares, contribuyen también a gestionar la voluntad.
Pero, ¿es posible todo esto en la Administración Pública? Yo creo que sí, sé que sí. Solo hace falta compromiso, tener las cosas claras y gestionar el cambio dando pasos cortos y largos y midiendo bien los tiempos.
Espero que todos/as podáis ser parte de ese cambio. Los servidores/as públicos lo necesitan y los ciudadanos/as lo están demandando.
¡Nos vemos, hasta el próoximo…MOOC!